Review
En la serena reflexión, en el abierto reconocimiento de las llagas y los equívocos, en el equilibrio juicio que no se inclina a reconocer glorias en donde tal vez has sólo mediocridad, está el núcleo de los verdaderos investigadores sociales, siendo testigos más que jueces de los acontecimientos. El investigador social se plantea en un momento dado la pregunta acerca del sentido de la historia, hacia donde se orienta tanto esfuerzo y tanto afán. Es un quehacer de discernimiento que impone una mirada puesta en el acontecer, en el anhelo de permanencia que ha acompañado los senderos del ser humano y que le han dado sentido a muchas de sus huellas: No es lo mismo el sol que cada mañana deja su señal pintada en el horizonte para después esfumarse, que el reflejo de esa luz captada por el espíritu humano y que queda como testimonio y herencia plasmada para siempre. Ocurre sobre todo en momentos de cambio histórico. Nuestra atención no solamente se centra en los desafíos de siempre, sino en la compresión de nosotros mismos y de las dimensiones fundamentales de la existencia, aquella base que nos permite asumir esos desafíos. Son épocas en las que nos volvemos a preguntar sobre nuestra identidad, sobre e ser y sobre el sentido de nuestra existencia. Hay horas históricas decisivas en las que además de los desafíos permanentes, hay otros que también afectan y tocan fibras auténticamente humanas, en la aspiración por hallar un sentido para la existencia personal pero también social y colectiva. Estamos en una de esas horas históricas decisivas después de una larga época de cambios, llegó el cambio de época. Se trata de preguntarnos ‘Dónde nos encontramos?, ¿Qué hemos de hacer?, ¿Cómo imaginar el futuro de América Latina?