La evaluación está orientada a la comprensión y a la comunicación de los saberes que siempre serán dinámicos, renovables, abiertos, etc. La evaluación deberá pretender un mejoramiento de las prácticas educativas, y así generar una ética del conocimiento. Se convierte, entonces, en una herramienta que ayuda en la calidad. Además, es importante decir que, la evaluación no solo afecta el proceso de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes, sino, de igual forma, a los procesos de enseñanza desarrollados por los docentes y a los procesos curriculares de la institución. Esto que se ha dicho, nos sirve de preámbulo al esfuerzo que se ha hecho de pensar y repensar la evaluación desde las experiencias pedagógicas de los docentes de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos.  (P. Oswaldo Martínez Mendoza, Ph.D., 2017).